viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Pero estamos en crisis..., o qué?

Que estamos atravesando una crisis parece algo innegable. Los datos, los medios de comunicación, los escándalos políticos, los relevos de gobiernos y un largo etcétera de indicadores nos lo confirman. Pero, ¿quién está en crisis? Tengo una sospecha, que intentaré confirmar en datos recogidos en los últimos días. Mi sospecha es la que seguramente tengan la mayoría de ciudadanos que se asombran cada día frente al televisor escuchando cifras que jamás podrán llegar a abarcar en su imaginario de economía doméstica. 
Creo sinceramente que el sistema está desplegando todas sus artes camaleónicas en respuesta a aquella "invitación" a refundar el capitalismo que en 2008 se puso encima de la mesa y que no tardó en olvidarse (http://www.elpais.com/articulo/economia/mundo/despues/crash/elpepueco/20081026elpepieco_1/Tes). 
De igual manera, hemos pasado de una crisis financiera provocada por la avaricia del sistema cuyo origen estaba en aquellos "activos tóxicos subprime", a una crisis trasladada a la economía real (aumento del paro y ERES) y por fin a una crisis de estado con la crisis de la deuda.
Efectivamente, parece que el crecimiento económico no arroja cifras muy positivas:




http://www.elpais.com/articulo/economia/economia/espanola/estanco/verano/elpepueco/20111111elpepueco_1/Te

Parece que este año que viene, la zona euro "sólo" crecerá un 0,6%, mientras que EEUU lo hará un 1,5%, Japón el 1,8% y China un moderado 8,6% . Dentro de Europa, Alemania sólo crecerá unas décimas, Francia y España registrarán una caída de actividad del 0,1% en el último trimestre. Italia entrará en recesión con dos trimestres consecutivos de caída del PIB, este y el próximo. A Reino Unido le esperan tres trimestres de crecer solo el 0,1%. Para Grecia y Portugal el panorama es mucho más desolador, con caídas de la actividad económica este año del 5,5% y 1,9%, respectivamente y del 2,8% y 3%, en 2012. También Luxemburgo y Chipre entrarán en recesión, según las previsiones de Bruselas. (http://www.elpais.com/articulo/economia/Europa/borde/recesion/elpepieco/20111111elpepieco_2/Tes?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitters)

Estas cifras se venden como la confirmación de que estamos ante la peor recesión desde el famoso crack del 29. Sin embargo, se trata de pequeñas disminuciones (cuando no aumentos leves) de un PIB que en términos generales, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX ha sufrido incrementos exponenciales excepto en contadas ocasiones (crisis del petróleo, reconversión industrial...) con esto quiero decir que la tan temida recesión, se da sobre cifras muy elevadas en comparación con los resultados de los últimos años.


Por otro lado, otra de las consecuencias de esta crisis es el paro. esa bestia negra que no sólo tiene nefastas consecuencias en la economía, sino que es capaz de destruir proyectos de vida, de pareja, familias y en fin,  la misma sociedad. Las cifras, en este caso, son escalofriantes:



http://www.elpais.com/articulo/economia/paro/registrado/aumenta/134182/personas/peor/octubre
/anos/elpepueco/20111103elpepueco_3/Tes

En cuatro años, las cifras del desempleo registrado se han incrementado en más de un 100%. Este dato frío, unido al dato de recaudación fiscal, que nos dice que mientras los rendimientos de trabajo han retrocedido en su peso del PIB, la recaudación del IRPF procedente de los mismos se ha incrementado en 13 puntos porcentuales, nos lleva a pensar que algo no cuadra  (http://www.elpais.com/articulo/economia/ingresos/fiscales/dependen/vez/nominas/elpepieco/20111111elpepieco_15/Tes?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter)


¿Cómo es posible que en un contexto de estancamiento o leve recesión económica, con cifras de paro por las nubes, las rentas de trabajo supongan cada vez un mayor porcentaje en la recaudación del IRPF?


La respuesta es clara, la crisis no la sienten todos por igual. Hay gente que se está enriqueciendo cada vez más y por contra, otra que pierde su casa, su trabajo, su familia,... a la vez que los estados entran en quiebra y el fraude fiscal (sobre todo de las rentas de capital y economía sumergida) se generaliza hasta el paroxismo.


Esta es la respuesta del sistema ante aquel tímido intento de reformar estructuralmente lo que nos había llevado a la explosión de la burbuja financiera provocada por él mismo. Parece que nos estuviese diciendo "Si queréis reformas, tendréis reformas", pero no del tipo que se pretendían, sino que las reformas se traducen en recortes sociales, recapitalizaciones sin fin de los bancos unidos a bonus tan o más desorbitados que antes, golpes de estado financieros y un estado de excepción anímico que nos paraliza sin llegar a entender bien qué pasa, pero que por si acaso... nos invita a no reclamar lo que nos corresponde, sino a dar gracias de no vernos peor parados en esta marejada de nubarrones negros mientras el mundo que conocemos se desmorona a una velocidad vertiginosa.